(See English version below)
Ya han pasado unos días desde el lanzamiento de Share Inner Light.
De ese salto a desnudarme ante tantos.
Seguro a los ojos externos no tiene ninguna importancia.
Si les gusta se quedan, lo comparten, se animan, leen y en fin.
Si no, critican por un par de minutos y luego se olvidan.
Si son indiferentes pues nah.
En cambio, para mí que me desnudé, es todo un tema.
Es como poner el corazón ahí afuera y sin piel.
Apenas envié el mensaje de lanzamiento a mis contactos de WhatsApp y mail, empezaron a llegar respuestas y ya yo no sabía qué hacer.
Puse mi Cel en modo avión y me subí a bailar a mi cuarto.
Quería hacer como el avestruz y volver a meter la cabeza en la arena.
Quise volver al estado de los últimos años: soñar, planear, escribir, estudiar, estudiar, estudiar, de esto, de lo otro, otro poco más, practicando, afinando.
Toda la atención adentro.
Muy poca exposición.
Exposición controlada.
Ya con algunos clientes que milagrosamente me habían ido llegando de todas partes, mas todo bajo control.
De repente ya no había vuelta atrás.
Estaba expuesta.
Para saltar llevaba meses repitiendo el mantra:
“Esto no se trata de mí. Se trata de las vidas que puedo ayudar a hacer más fáciles, más fluidas y auténticas”.
Todo es a través de mí, me repetía.
Sólo quiero servir cada día más y mejor.
Al lanzar, todo esto se vino abajo por uno días.
Sí se volvió acerca de mí y salieron todos los monstruos con gran fuerza.
Esos que algunos meses atrás me habían parado de la cama cuestionando la decisión de tomar este camino.
Mas en ese momento, pude sacudirme rápidamente.
Me miré fijamente al espejo y me dije en voz alta:
“¡Karen, no tienes tiempo para esta pendejada!”
Y ahora, justo al momento de lanzar, vuelven a aparecer con más fuerza:
Vergüenza: ¿yo quién me creo que soy para estar haciendo esto?
Comparación: con tantos que saben más que yo, tienen más experiencia, más carisma, han estudiado tanto más, son más…
Insuficiencia: esa angustia de ser un gran impostor, de yo no ser lo suficientemente nada…
Entonces, volví al espejo y me repetí, mmm y me repito…que ya ni siquiera es momento para esta pendejada,
ya es demasiado tarde,
¡ya salté!
Ahora me enfrento a ver de qué es que estoy hecha.
Es aquí donde alargo la mano a la caja de herramientas y me aplico todo.
Es aquí cuando verifico mi creencia de que hay que hacerle.
Hay que disponerse completamente a lo que quiera manifestarse a través de uno,
y actuar en consecuencia a lo que honestamente uno siente que eso es.
Cada día un pequeño paso.
Sin prisa, sin pausa, sin apego al resultado.
Callando las voces externas que no construyan.
Yo no sé dónde termine todo esto.
No sé cuántas charlas daré, cuántos libros escribiré, cuánta gente más ayudaré.
Sólo sé que estoy dispuesta a vivir esta incomodidad,
a sentir vacío en el estómago
y a jugármela despertando cada día con gratitud por permitirme esto.
Por permitirme saltar a lo que creo que vine a ser,
con la gratitud de saber que ya no me voy a quedar con la duda de lo que pudo haber sido.
Me despierto con la ilusión de qué será de mi día.
De qué voy a dar y qué voy a recibir.
Me miro al espejo dudosa e incluso a veces asustada.
Mas puedo sostenerme la mirada con tranquilidad.
Me desnudé y expuse.
Lo hice incluso a pesar de los frenos de mano que intenta (aún lo hace) imponerme mi mente gritando: ¡Peligro, eso no lo conocemos!
Lo seguiré haciendo, si a alguien allá afuera le sirve.
Me da terror no jugármela toda en esta vida.
Espero poder derrotar monstruos diariamente para así evolucionar constantemente hacia mejores versiones de mí.
Eso es todo.
Habrá muchos que sepan más que yo, muchos más altos, más bajos, más gordos, más flacos, más, más, más.
Pero no hay alguien mejor siendo yo que yo.
Sólo hay una yo.
De eso estoy segura.
O al menos, decido creer que es así.
Entonces, de lo que sí puedo asegurarme es de ser cada día la mejor yo.
Acá estoy, y ya veremos qué va naciendo y quién voy siendo.
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Who do I think I am?
It’s been a few days since the launch of Share Inner Light.
From that leap to stripping in front of so many.
Surely to outside eyes it doesn’t matter.
If they like it, they stay, share it, engage, read it and so on.
If not, they criticize for a couple of minutes and then forget.
If they are indifferent then, nothing.
On the other hand, for me who got naked, it’s a totally different issue.
It’s like putting your naked heart out there.
As soon as I sent the release message to my WhatsApp and email contacts, replies started coming in and I didn’t know what to do anymore.
I put my cell on airplane mode and went up to my room to dance.
I wanted to do like an ostrich and stick my head back in the sand.
I wanted to go back to simply dreaming, planning, writing, studying this, that, a little bit more, practicing, fine tuning.
All the attention inwards.
Very little exposure.
Controlled exposure.
Already with some clients who miraculously had showed up from all over, but everything under control.
Suddenly there was no turning back.
I was exposed.
I had been repeating this mantra for months in order to jump:
“This is not about me. It’s about the lives I can help make easier, in flow and more authentic”.
Everything is through me, I kept repeating myself.
I just want to contribute more and better every day.
After the launch, all of this fell apart for a few days.
It did become about me, and all the monsters came out with great force,
those who some months ago had awakened me questioning the decision to take this path.
But at that moment, I was able to shake it quickly.
I stared at myself in the mirror and said out loud:
Karen, you don’t have time for this bullshit!
And now, just at the release, they appeared again, and stronger:
Shame: who do I think I am to be doing this?
Comparison: with so many who know more than I do, have more experience, more charisma, have studied so much more, are more…
Insufficiency: that anguish of being a great impostor, of me not being enough… anything.
So, I went back to the mirror and repeated to myself, mmm and I repeat… that it’s not the time for this bullshit anymore.
It’s already too late,
I already jumped!
Now I’m faced with seeing what I’m made of.
This is when I reach into the toolbox and apply everything.
This is when I verify my belief in that you just have to go ahead and do.
You have to be completely open to whatever wants to manifest through you,
and act on what one honestly feels that is.
Every day a small step.
No rush, no pause, no attachment to the outcome.
Silencing the unconstructive voices from the outside.
I don’t know where all of this will end up.
I don’t know how many talks I’ll give, how many books I’ll write, how many more people I’ll help.
All I know is that I’m willing to live through this discomfort,
to feel butterflies in the stomach
and to play full out to wake up every day with gratitude for allowing myself to do this.
For allowing myself to jump into who I think I came to be.
With the gratitude for knowing that I won’t have the doubt about what might have been.
I wake up looking forward to what my day will be like.
What I’ll give and receive.
I look at myself in the mirror doubtful and even sometimes frightened.
But I can hold my gaze in peace.
I undressed and exposed myself.
I did it even in spite of the brakes that my mind tries (it still does) to impose on me shouting: Danger, that’s unknown!
I’ll keep doing it, if it serves anyone out there.
I’m terrified of not playing full out in this lifetime.
I hope I can defeat monsters daily so that I can constantly evolve into better versions of myself.
That’s it.
There may be many who know more than me, many wiser, taller, shorter, fatter, thinner, more, more.
But there’s no one better at being me than me.
There’s only one me.
Of that I am sure.
Or at least, I choose to believe it is so.
Then, what I can definitively do is to make sure I am the best possible me every day.
Here I am, and we’ll see what unfolds and who I am becoming.