¿Cómo romper patrones que ya no te sirven?
“Se necesitan dos personas para crear un patrón pero sólo una para romperlo”
Esther Perel
Podemos eternamente utilizar los comportamientos que los demás tienen hacia nosotros para excusar nuestras respuestas, reacciones e historias, o, podemos responsabilizarnos del papel que jugamos y cambiar la forma en que nos relacionamos con ellos.
Como expliqué en la última entrada del blog, no podemos cambiar a nadie y no deberíamos intentarlo. Pero eso no significa que no podamos romper los patrones de relacionamiento que ya no nos sirven.
Romper patrones puede ir desde cambiar dinámicas específicas dentro de una relación, hasta dejarla completamente. En esta ocasión, me centraré en la posibilidad de cambiar la forma de relacionarte con las personas que quieres mantener en tu vida: aquellas que amas, aportan valor a tu vida y te ayudan a crecer.
Estos son pasos clave para romper un patrón:
- Estar dispuesto a ser quien cambie el patrón
Lo primero y más importante es el deseo sincero de cambiar el patrón. Puede que te digas a ti mismo que ya no lo quieres, pero inconscientemente puede que todavía lo consideres útil. Así que pregúntate:
¿Qué perdería si dejara de jugar el papel que he estado teniendo? “El malo”, “el bueno”, “la víctima”, “el salvador”, “el impotente”, “el exigente”, etc.
¿Qué perdería si dejara de señalar a los demás como la causa de mis reacciones? “me hacen sentir…” , “siempre están…”, “no …..”, “nunca….” “he hecho todo este trabajo interno pero ellos siguen….”, etc.
¿Qué perdería si asumiera la responsabilidad de mi parte en la reproducción de este patrón?
Con las respuestas, sé honesto contigo mismo y decide si estás dispuesto a dejar de lado ese “beneficio” para cambiar el patrón.
- Reconoce el pasado como fue y deja de traerlo al ahora
Renuncia al deseo de que el pasado hubiera sido diferente. Acéptalo tal y como fue y decide seguir adelante. Esto no significa que descartes el pasado, o que cualquier dolor no fuera real. Sin embargo, sí significa que ya no traes ninguna toxicidad del pasado al ahora. De lo contrario, será la pesadez anterior la que gobierne la relación presente y eso no deja espacio de maniobra. Es simple pero no fácil, ya que llevamos expectativas, miedo y necesidad a todas nuestras relaciones. Sin embargo, si tenemos la verdadera intención de dejar el pasado en su lugar, nos daremos cuenta de cuándo está jugando en el ahora y elegiremos no dejarlo entrar.
Ahora, si todavía no estás preparado para dejar de culpar al otro, tu respuesta a la pregunta principal del punto 1 es: “NO. No estoy dispuesto a ser quien cambie el patrón”. Entonces, acepta esto hasta que el dolor de reproducir el patrón sea mayor que la tensión de cambiarlo.
- Ten curiosidad por ti mismo
Nadie puede “hacerte sentir” nada. Su comportamiento está fuera de tu control, pero lo que ocurre dentro de ti en respuesta a su comportamiento, sí está en tus manos. La curiosidad es el camino para poder controlar lo que ocurre en tu interior: ¿Qué en mí está perpetuando este patrón? ¿Qué significado le estoy dando a lo que sucede? ¿Qué historia estoy alimentando? ¿Cómo me hace sentir esto? ¿Cuándo me he sentido así antes? ¿Es un viejo sentimiento que surge ahora? Cuanto más comprendas, más podrás darte cuenta de lo que realmente está ocurriendo. Puedes empezar a desafiar los significados automáticos, interrumpir las historias destructivas, reflexionar sobre la emoción y, así, empezar a elegir una respuesta fuera del patrón.
- Sentir curiosidad por el otro
Tenemos imágenes mentales sobre quién es la otra persona, sobre quiénes somos nosotros y, especialmente, sobre quiénes somos nosotros cuando interactuamos con esa persona. Sin curiosidad, la historia entre tú y el otro es fija. Cada vez que interactúes, verás al otro a través de expectativas fijas, anticiparás su comportamiento, personificarás inconscientemente tu mismo rol y crearás así la misma dinámica. Por el contrario, cuando estamos abiertos a ver quién está siendo la persona en el momento presente, creamos un espacio para lo nuevo. Una oportunidad para descubrir algo sobre ellos y sobre nosotros.
En las relaciones más largas, puedes pensar que sabes todo sobre el otro, pero ni siquiera sabemos todo sobre nosotros mismos, ¿cómo podemos saberlo sobre otra persona? Puede que sepas mucho, pero siempre hay espacio para profundizar. Cuando te paras desde un lugar de curiosidad, ves al otro tal y como es en el momento presente. Eso le da a ambos permiso para ser como están siendo en lugar de como han sido. ¡Pruébalo!
- Replantea tus historias
Cada relación es una historia. Hay una narrativa en la mente de todas las partes, que va más allá de los pensamientos. Crea emociones y la consiguiente personificación de la experiencia. Es esa historia la que sostiene los roles y la dinámica. Así que, una vez decidas dejar el pasado en el pasado, ser más curioso sobre el otro y sobre la raíz de lo que se desencadena dentro de ti, la historia de la relación cambiará.
Cuando cuestionas tus historias, tomas el control de tu experiencia y tienes la oportunidad de crear un espacio para interrumpir tu flujo automático de pensamientos, antes de reaccionar. Entonces, puedes tomar acciones que están en mayor alineación con los resultados que verdaderamente deseas.
- Comienza a actuar
A través de los puntos 1 a 5, ganas conciencia y estableces tu intención. Ahora, para que las cosas evolucionen, hay que pasar a la acción. Empieza a hacer pequeños cambios estando más presente para notar e interrumpir tus reacciones conocidas, eligiendo de forma diferente y pasando por la incomodidad de jugar un papel desconocido. Céntrate en responder de forma que te sientas mejor contigo mismo, independientemente del otro: expandido, orgulloso, con los pies en la tierra, verdadero…. Todo esto tiene que ver contigo.
Aquí hay dos cosas que puedes empezar a hacer:
Cuando surja el patrón, haz una pausa para romper el ciclo automático (pensamientos, significados, sentimientos y reacciones). Entonces, puedes:
- Verificar la historia que te estás contando, diciéndole al otro: “la historia que me estoy contando es que… “; “esto es lo que estoy entendiendo de lo que estás diciendo… “; “cuando haces eso, lo interpreto como ….” (Por ejemplo: no te importo, no me soportas, piensas que soy estúpida, quieres marcharte, piensas que soy aburrido, etc.); “¿Es así? “
Y/o:
- Pide lo que necesitas: puedes por favor… responderme; mirarme; no gritar; no culparme etc…. porque cuando haces eso se detonan en mí viejos sentimientos de ira; frustración; tristeza; vergüenza; culpa….
Inténtalo! encontrarás que muchas de tus creencias sobre las personas y las relaciones se desmoronan en pedazos.
- Sé amable contigo mismo
No trates de hacerlo perfecto ni seas duro contigo si vuelves a caer en las viejas maneras. Aprende a recuperarte más rápido y mantén el compromiso de cambiar lo que ya no te sirve.
Es a través de las relaciones que llegamos a conocernos a nosotros mismos. Somos “vehículos de transformación” unos de otros. Da la bienvenida al viaje y agradece a los que se cruzan en tu camino. Como dijo Ram Dass: “Nos estamos acompañando a casa”.
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