No podemos cambiar a nadie
No podemos cambiar a nadie y no deberíamos intentarlo. Esta es una lección muy difícil pero importante de aprender.
Las personas sólo pueden cambiar y crecer si tienen el verdadero deseo de hacerlo. Así que no intentes arreglar a nadie.
Fíjate si lo que quieres cambiar en ellos es algo que necesitas trabajar en ti mismo, y céntrate en eso.
Centrarse en eso implica, por ejemplo, preguntarse:
- ¿Qué creencia que tengo sobre mí mismo se refuerza con mi interpretación de esta situación?
- ¿Por qué me siento así?
- ¿Me trato a mí mismo como me trata esta persona?
- ¿Todavía tengo que aprender algo sobre mí mismo en esta relación?
- ¿De dónde viene realmente este miedo?
- Etc.
Ambivalencia
Emociones opuestas hacia alguien pueden coexistir dentro de ti y no necesitas elegir lo que sientes exactamente por alguien. Aceptar la ambivalencia de poder mantener emociones contradictorias al mismo tiempo es tremendamente liberador.
- Te amo y también tengo mucha rabia hacia ti.
- Te quiero y no me caes bien.
- Te amo y no quiero seguir en esta relación.
- Te quiero y no quiero pasar tanto tiempo contigo.
- Me gustas y no me gusta la persona que soy cuando estoy contigo.
Ya entiendes la idea…
Puedes seguir amando, respetando y gustando de las personas y elegir no relacionarte con ellas de la forma en que lo has hecho.
En lugar de fijarte en cambiar al otro, ¿qué tal si lo aceptas tal y como es en el momento presente? Tal vez puedas ver su potencial de ser “mejor” o tal vez quieras que sea como antes; en cualquier caso, esto no es asunto tuyo. Tú eres tu asunto. Tú eres el que elige permanecer en la relación y/o mantener tu rol tal y como es (más sobre patrones de relacionamiento en mi próxima entrada del blog).
¡Tu elección!
Cada día estamos eligiendo las relaciones a las que damos energía. Decidimos si nos quedamos, si nos vamos….con quién queremos pasar más tiempo.
Las personas con las que pasas la mayor parte de tu tiempo, son las personas que reflejas, son las que influyen en la persona que estás siendo. Por lo tanto, elige sabiamente.
Enfoca tu energía en personas con las que puedas crear un ambiente mutuamente positivo, edificante y de apoyo. Pasa tu tiempo con gente que te vea, te eleve y que te empuje y desafíe a brillar más.
¡No te conformes con menos!
Elegir sabiamente implica responderse, por ejemplo:
- ¿Me gusta quién soy cuando estoy con esta persona o grupo de personas?
- ¿Esta relación me ayuda a descubrir y a ser más yo mismo o me desconecta más de quien soy?
Nota: Ten cuidado con esto. Podemos caer en la creencia colectiva de que las relaciones son duras y que tenemos que sacrificarnos por el compromiso. Asegúrate de ser honesto contigo mismo: ¿los desafíos de esta relación te acercan a tu verdadero ser? ¿O te quitan luz?
Si sientes que la gente te está frenando en tu propio crecimiento, por favor, diles: “Te quiero. Gracias por todo. ” y toma distancia.
Si no te ayuda a crecer déjalo ir
Elegimos constantemente con quién nos relacionamos y cómo nos relacionamos.
Por ejemplo, elegimos todo el tiempo a nuestra pareja sentimental: “Sigo queriendo estar contigo, tal y como eres ahora”…. Y/o cómo nos relacionamos con ella: “Sigo queriendo ser quien soy en esta relación”.
Tú eliges y decides. No dejes esa responsabilidad en el otro, el universo o el azar.
Hazte responsable de tus decisiones.
Céntrate en verte a ti mismo, en elegir quién estás siendo. Hazlo por ti. No con la intención de que el otro cambie; ni de tener la razón; ni para sentirte superior por comportarte de una u otra manera.
Sé dueño de tu camino y respeta el del otro. Eso es muy poderoso!
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